Problemas de alimentación. Segundo bimestre.
¿Qué son?
Los trastornos de la
alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas
alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad
de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Los trastornos de la
alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el
trastorno alimentario compulsivo.
La mayoría de los trastornos de la alimentación se
caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal
y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Estas conductas
pueden tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para
obtener la nutrición adecuada. Los trastornos de la alimentación pueden causar
daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y
derivar en otras enfermedades.
Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la
adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras
edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios más
saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el
trastorno de la alimentación.
Síntomas
Los síntomas varían en función del tipo de trastorno de la
alimentación. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario
compulsivo son los trastornos de la alimentación más frecuentes. Otros
trastornos de la alimentación comprenden el trastorno de rumiación y el
trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos.
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada
«anorexia», es un trastorno de la alimentación potencialmente mortal que se
caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de
peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. Las
personas con anorexia hacen todo lo posible por controlar el peso y la figura
corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante la salud y las
actividades cotidianas.
Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de
calorías o usas otros métodos para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de
forma desmesurada, tomas laxantes o suplementos dietéticos, o vomitas después
de comer. Los esfuerzos para bajar de peso, incluso cuando el peso corporal es
bajo, pueden causar problemas de salud graves al punto de morirse de hambre.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente «bulimia», es un
trastorno de la alimentación grave y potencialmente mortal. Cuando padeces
bulimia, tienes episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de
pérdida de control sobre tu alimentación. Muchas personas con bulimia también
restringen lo que comen durante el día, lo que suele causar más episodios de
atracones y purgas.
Durante estos episodios, es normal que consumas una gran
cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego intentar deshacerte de las
calorías extra de una manera poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y
el temor intenso a aumentar de peso por comer en exceso, puedes provocarte
vómitos, puedes ejercitarte desmesuradamente o puedes usar otros métodos, como
los laxantes, para deshacerte de las calorías.
Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu
figura corporal, y tal vez te juzgues con severidad y dureza por los defectos
que son producto de tu autopercepción. Puedes tener un peso normal o, incluso,
un poco de sobrepeso.
Trastorno alimentario compulsivo
Cuando tienes el trastorno alimentario compulsivo,
habitualmente comes en exceso (atracón) y tienes la sensación de pérdida de
control sobre lo que comes. Puedes comer con rapidez o consumir más alimentos
de los que tienes pensado, incluso cuando no tienes apetito, y seguir comiendo
mucho tiempo después de sentirte demasiado lleno.
Después de un atracón, puedes sentir culpa, enojo o vergüenza
por la conducta y por la cantidad de alimentos consumidos. Sin embargo, no
intentas compensar esta conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal
como lo haría una persona bulímica o anoréxica. La vergüenza puede provocar que
comas solo para ocultar tus atracones.
Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo
menos una vez a la semana. Puedes tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.
Trastorno de rumiación
El trastorno de rumiación es la regurgitación repetida y
continua de los alimentos después de comer, pero que no se debe a una
enfermedad ni a otro trastorno de la alimentación, como anorexia, bulimia o
trastorno alimentario compulsivo. La comida vuelve a la boca sin náuseas ni
arcadas, y puede que la regurgitación no sea intencional. A veces, los
alimentos que se regurgitan se mastican nuevamente y se vuelven a tragar, o
bien se escupen.
El trastorno puede derivar en desnutrición, si los alimentos
se escupen o si la persona come mucho menos para evitar la conducta. El
trastorno de rumiación puede ser más frecuente en los niños pequeños o en las
personas que tienen una discapacidad intelectual.
Trastorno por evitación o restricción de la ingesta de
alimentos
Este trastorno se caracteriza por no alcanzar los
requerimientos nutricionales diarios mínimos por la falta de interés en
alimentarse; es decir, evitas las comidas con determinadas características
sensoriales, como el color, la textura, el aroma o el sabor; o bien estás
preocupado por las consecuencias al comer, como el temor a atragantarse. No
evitas alimentos por temor a aumentar de peso.
El resultado del trastorno puede ser un adelgazamiento
significativo o la imposibilidad de aumentar de peso en la niñez, así como
deficiencias nutricionales que pueden acarrear problemas de salud.
Cuándo consultar al médico
Un trastorno de la alimentación puede ser algo difícil de
controlar o de superar solo. Los trastornos de la alimentación prácticamente
pueden tomar el control de tu vida. Si tienes alguno de estos problemas, o
crees tener un trastorno de la alimentación, busca ayuda médica.
Pedirle encarecidamente a un ser querido que busque
tratamiento
Lamentablemente, muchas personas que sufren trastornos de la
alimentación pueden creer que no necesitan tratamiento. Si
estás preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con un
médico. Aunque tu ser querido no esté listo para reconocer que tiene un
problema con la comida, puedes iniciar el camino expresando tu preocupación y
tu deseo de escuchar.
Presta atención a los hábitos de alimentación y a las
creencias que pueden indicar conductas poco saludables, así como a la presión
de grupo que puede desencadenar los trastornos de la alimentación. Las señales
de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen
las siguientes:
·
Omitir comidas o poner excusas para no comer
·
Adoptar una dieta vegetariana demasiado restrictiva
·
Centrarse excesivamente en la alimentación saludable
·
Prepararse los alimentos, en lugar de comer lo que la familia
come
·
Alejarse de las actividades sociales normales
·
Preocuparse o quejarse continuamente por estar gordo y hablar
sobre cómo bajar de peso
·
Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se
perciben
·
Comer reiteradamente grandes cantidades de dulces o de
alimentos con alto contenido de grasas
·
Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios
para bajar de peso
·
Ejercitarse en exceso
·
Tener callosidades en los nudillos por provocarse los vómitos
·
Tener problemas de pérdida
del esmalte dental, un posible signo de vómitos reiterados
·
Ir al baño durante las
comidas
·
Durante una comida o
refrigerio, comer una cantidad mucho mayor de lo que se considera normal
·
Expresar depresión, enojo,
vergüenza o culpa respecto de los hábitos de alimentación
·
Comer a escondidas
Si te preocupa que tu hijo pueda tener un trastorno de la
alimentación, comunícate con su médico para hablar al respecto. Si es
necesario, puedes conseguir una derivación a un profesional de salud mental
capacitado con pericia en trastornos de la alimentación, o si tu seguro lo
permite, comunícate con un experto directamente.
Causas
Se desconoce la causa exacta de los trastornos de la
alimentación. Al igual que con otras enfermedades mentales, puede haber muchas
causas, por ejemplo, las siguientes:
·
Genética y biología. Algunas
personas pueden tener genes que aumenten el riesgo de presentar trastornos de
la alimentación. Los factores biológicos, como cambios en las sustancias
químicas del cerebro, pueden tener una función en los trastornos de la
alimentación.
·
Salud psicológica y emocional. Las
personas con trastornos de la alimentación pueden tener problemas psicológicos
y emocionales que contribuyen al trastorno. Pueden tener autoestima baja,
perfeccionismo, comportamientos impulsivos y relaciones problemáticas.
Factores de riesgo
Las adolescentes y las mujeres jóvenes son más propensas que
los adolescentes y los hombres jóvenes a tener anorexia o bulimia; sin embargo,
los hombres también pueden tener trastornos de la alimentación. Aunque los
trastornos de la alimentación pueden ocurrir en un intervalo de edad amplio,
suelen manifestarse durante la adolescencia y poco tiempo después de cumplir
20 años.
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de tener un
trastorno de la alimentación, entre ellos:
·
Antecedentes familiares. Hay
una probabilidad significativamente mayor de que los trastornos de la
alimentación ocurran en las personas cuyos padres o hermanos hayan presentado
un trastorno de este tipo.
·
Otros trastornos de salud mental. Las
personas con un trastorno de la alimentación suelen tener antecedentes de
trastorno de ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo.
·
Dieta y hambre. Estar
a dieta es un factor de riesgo de padecer un trastorno de la alimentación. El
hambre afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de ánimo, la
rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la reducción del apetito. Existen
pruebas contundentes de que muchos de los síntomas de un trastorno de la
alimentación en realidad son síntomas de hambre. El hambre y el adelgazamiento
pueden cambiar la manera en la que funciona el cerebro en personas vulnerables,
lo cual puede perpetuar las conductas alimentarias restrictivas y dificultar el
regreso a los hábitos alimentarios normales.
·
Estrés. Ya
sea que te vayas a la universidad, te mudes, consigas un nuevo trabajo o tengas
un problema familiar o de relación, los cambios pueden generar estrés, lo que
tal vez aumente tu riesgo de tener un trastorno de la alimentación.
Complicaciones
Los trastornos de la alimentación pueden causar diversas
complicaciones, algunas de las cuales son potencialmente mortales. Cuanto más
grave sea o más dure el trastorno de la alimentación, más probable es que
presentes complicaciones graves, como las siguientes:
·
Problemas de salud graves
·
Depresión y ansiedad
·
Pensamientos o conductas suicidas
·
Problemas con el crecimiento y el desarrollo
·
Problemas sociales y en las relaciones
·
Trastornos de consumo de sustancias
·
Problemas laborales y escolares
·
Muerte
Prevención
Si bien no hay una manera segura de prevenir los trastornos de
la alimentación, a continuación te damos algunas estrategias para ayudar a que
tu hijo forme conductas alimentarias saludables:
·
Evita hacer dieta cuando estés con tu
hijo. Los hábitos alimentarios familiares pueden influir en
las relaciones que los niños tienen con los alimentos. Comer juntos te da la
oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los inconvenientes de hacer dieta y
estimula la alimentación equilibrada con porciones razonables.
·
Habla con tu hijo. Por
ejemplo, hay numerosos sitios web que promocionan ideas peligrosas, como
considerar la anorexia como una elección de estilo de vida en lugar de
considerarla un trastorno de la alimentación. Es fundamental que corrijas toda
percepción equivocada como esta y que hables con tu hijo sobre los riesgos de
hacer elecciones alimentarias poco saludables.
·
Cultiva y refuerza una imagen corporal
saludable en tu hijo, sin importar la forma o el tamaño. Habla con
tu hijo acerca de la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole
que las formas de los cuerpos pueden variar. Evita criticar tu cuerpo delante
de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a construir una
autoestima y una resiliencia saludables que ayudarán a los niños a afrontar los
períodos difíciles de la adolescencia.
·
Busca la ayuda del médico de tu hijo. En
los controles de rutina del niño sano, los médicos pueden identificar
indicadores tempranos de un trastorno de la alimentación. Por ejemplo, en las
citas médicas de rutina, pueden preguntarles a los niños acerca de sus hábitos
alimentarios y si están satisfechos con su aspecto. Estas consultas deben
incluir controles de los percentiles de estatura y peso, y del índice de masa
corporal, que puede alertarlos a ti y al médico de tu hijo acerca de cualquier
cambio significativo.
Si notas signos de un trastorno de la alimentación en un
familiar o un amigo, considera hablar con dicha persona sobre tu preocupación
por su bienestar. Si bien puede que no seas capaz de evitar que sufra un
trastorno de la alimentación, comunicarte con compasión puede alentar a la
persona a buscar tratamiento.
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