Artículo sobre actividad física en la edad preescolar.
Actividad física en la edad preescolar.
Es muy recomendable que los niños realicen actividad física de
forma habitual, que esta forme parte de su estilo de vida y que disminuyan el
sedentarismo.
Un estilo de vida
físicamente activo en la infancia es una buena forma de prevención de ciertas
enfermedades crónicas muy frecuentes en la edad adulta, como la obesidad, la
hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, los
problemas músculo-esqueléticos y los problemas de salud mental. Por otro lado,
también se sabe que el sedentarismo es un factor de riesgo para estas mismas
enfermedades, así que la actividad física regular y la disminución del
sedentarismo son un pilar importante para la salud en la infancia.
Los hábitos saludables que se inician durante la infancia son
más fáciles de mantener en la edad adulta.
Para que la actividad física sea saludable, es importante que
sea regular, es decir, que forme parte de la actividad diaria. La actividad
física realizada de forma esporádica no alcanza los beneficios en salud que se
obtienen con una actividad física regular, pero de una forma u otra, cualquier
tipo y cantidad de actividad física ayuda a combatir el sedentarismo.
Para que el ejercicio físico sea saludable, debe estar
adaptado a la condición física, a la edad y a las preferencias del niño,
siempre con la meta de disfrutar, sea o no un deporte competitivo.
Para estar en forma se
recomienda realizar una actividad física moderada o intensa durante al
menos 60 minutos diarios. Este
tiempo puede repartirse en dos o más sesiones, lo que facilitará su
realización.
Se recomienda que la mayor parte del ejercicio físico sea con
actividades aeróbicas como correr, saltar, bicicleta… intercalando, en niños
mayores, actividades vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo unas
tres veces a la semana.
A lo largo del día se pueden aprovechar las actividades
cotidianas para realizar ejercicio, lo que es mucho mejor para la salud que
permanecer sedentario. Por ejemplo, es mejor caminar y subir por las
escaleras que utilizar medios de transporte, ascensores y escaleras mecánicas.
Se puede ir andando o en bicicleta a la escuela, de esta manera se
consigue mejorar la condición física, lo que va a permitir realizar con más
facilidad las actividades de intensidad moderada o intensa
La tendencia actual en la infancia y la adolescencia es a
moverse cada vez menos, lo que favorece la aparición de enfermedades crónicas
en la vida adulta, que aparecen porque el cuerpo no está diseñado ni preparado
para el sedentarismo.
Si se suman las horas de clase en el colegio, las de sueño
nocturno, las que se emplean en los deberes y viendo la televisión o jugando
con pantallas de ordenador, los niños pasan muchas más horas en un estado
de inactividad física que en movimiento.
Así que, lo primero, es reducir al mínimo las actividades
sedentarias a menos de dos horas diarias. Qué duda cabe que hay un tiempo para
realizar los deberes escolares. Sin embargo, el tiempo dedicado a la televisión
y los videojuegos es recomendable reducirlo al mínimo.
Se
dan aquí algunas ideas prácticas, ¡incluso para lactantes!
Lactantes: Juegos
en el suelo o en el agua. Movimientos de brazos y piernas, buscar y coger
objetos, girar la cabeza, tirar, empujar y jugar con otras personas, patear,
gatear, ponerse de pie, arrastrarse y andar.
Preescolares
(hasta 5 años): Andar, ir en bicicleta, columpiarse, correr, juegos,
saltar y actividades en el agua.
Escolares
y adolescentes: Actividad física moderada-intensa al
menos una hora al día y todos los días de la semana, intercalando ejercicios
vigorosos para el fortalecimiento muscular y óseo tres veces a la semana. Una
cantidad o intensidad menor también puede ser saludable, porque disminuye el
sedentarismo.
A cualquier edad es
necesario minimizar el sedentarismo. El riesgo de que la
inactividad infantil cause problemas de salud en la edad adulta es muy alto.
Sí, la pirámide del
ejercicio físico es una ayuda visual rápida y sencilla que nos sirve como recordatorio
de qué tareas se pueden repetir a diario y cuáles debemos minimizar.
En la base se encuentran las actividades que hay que realizar
diariamente, como subir y bajar las escaleras, caminar, jugar de forma activa,
ayudar en las tareas domésticas, pasear al perro…
Conforme ascendemos, las que hay que realizar de forma más
periódica, por ser más intensas, son los deportes como el fútbol, baloncesto,
natación…
Para terminar, en la cima están aquellas actividades que es
recomendable reducir, ya que favorecen el sedentarismo, como ver la televisión.
Este tipo de actividades tienen que iniciarse en la niñez, si
queremos que se mantengan en la edad adulta.
Algunas sugerencias:
·
Disminuir el tiempo
en sillas de transporte, ir caminando al colegio.
·
Reducir el tiempo frente al
televisor, ordenadores y videojuegos.
·
Incorporar a los niños en
tareas domésticas que precisen actividad física.
Para todos estos cambios es fundamental la implicación
familiar y el cambio de hábitos también en los padres, que deben dar ejemplo
con un estilo de vida activo.
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