Artículo sobre problemáticas asociadas a la alimentación.
Problemáticas asociadas a la alimentación.
Tras haber alcanzado un notable éxito en la reducción del hambre, Europa debe ahora afrontar el reto de que los alimentos aseguren algo más que la supervivencia, y permitan una vida saludable. Como responsable de una organización mundial de lucha contra el hambre, nada me produce más satisfacción que ver cómo una amplia región del mundo garantiza la seguridad alimentaria de su población.
Con 53 países miembros
y una organización miembro, Europa y Asia Central forman la región más grande
de la FAO, que se extiende por 13 husos horarios. Nuestros datos
muestran que en casi todos los países que la forman se ha logrado reducir la
inseguridad alimentaria a menos del 5% de la población. Y la cifra absoluta de
víctimas del hambre ha disminuido al menos un 40% desde 1990.
Desafortunadamente, el
desafío no termina aquí.
La malnutrición —a diferencia de la subalimentación (insuficiencia
calórica)— es un problema que afecta a toda la región. Tiene
muchas formas: deficiencias de micronutrientes, retraso del crecimiento,
emaciación y sobrepeso. De hecho, la mayoría
de los países de la región tienen tasas alarmantes de obesidad: más del 20% en
los adultos. La malnutrición tiene costes sanitarios, sociales y económicos que
ninguna sociedad puede permitirse el lujo de soportar.
¿Por qué está
ocurriendo esto? Porque en el momento en que los países superan el problema
secular del hambre, las dietas y estilos de vida de la gente experimentan la
influencia negativa de la globalización, la transición de la nutrición, y otros
cambios. Las transformaciones económicas y sociales —incluyendo mayores ingresos en muchos países pobres y de
ingresos medios y la fácil disponibilidad de alimentos procesados a precios
relativamente baratos— están dando lugar a cambios en
los patrones de alimentación que hacen aumentar las tasas de obesidad. Otros
cambios en el estilo de vida —como la menor actividad
física— han hecho que la situación empeore.
Garantizar el acceso a
alimentos adecuados y nutritivos para una
población en aumento es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. El
problema se ve agravado al intensificarse la competencia por los escasos
recursos naturales y al dejarse sentir los efectos adversos a largo plazo del
cambio climático.
Para Europa y Asia
Central, el reto actual es atravesar esta etapa provisional poco saludable lo
más rápidamente posible, hacia dietas y hábitos alimenticios que sean variados,
nutritivos, inocuos y sostenibles.
Dimos un paso
importante en la dirección correcta con la Segunda Conferencia Internacional
sobre Nutrición en noviembre de 2014, cuando los países adoptaron la Declaración de Roma sobre la Nutrición y un marco
de acción para poner fin a todas las formas de malnutrición. Los firmantes se
comprometieron a mejorar los sistemas alimentarios sostenibles mediante el
desarrollo de políticas coherentes, desde la producción hasta el consumo, y en
todos los sectores pertinentes para proporcionar acceso todo el año a alimentos
que satisfagan las necesidades nutricionales y promover dietas saludables,
inocuas y diversificadas.
Para tener éxito, los
países tendrán que poner en marcha políticas adecuadas para reformar el sistema
alimentario, reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos, que sea más
fácil para los consumidores elegir alimentos saludables, empoderar a las
personas con educación nutricional, ofrecer un etiquetado preciso de los
alimentos, promover cultivos como las legumbres, desarrollar la agricultura
local en pequeña escala y vincular a los agricultores con los mercados.
Esta semana, los países
de Europa y Asia Central abordarán el tema de las dietas poco saludables y
otras cuestiones relacionadas con la agricultura y la alimentación cuando se
reúnan en Antalya, Turquía, con motivo de la 30ª Conferencia Regional de la FAO
para Europa. Ministros y otros delegados y representantes de la sociedad civil
y el sector privado discutirán los problemas y las soluciones y establecerán
las prioridades para el trabajo de la FAO en la región en los próximos dos
años.
Las sociedades de
Europa y Asia Central tienen hoy la oportunidad de elegir un futuro saludable,
y la FAO está dispuesta a ayudarles en esa elección.
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